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Joan Miró – Introducción

Joan Miró nació en Barcelona en 1893 pero su vida ha estado ligada desde su infancia a las tierras de Tarragona. Pintor, escultor, grabador y ceramista estudió comercio llegando a trabajar dos años en una droguería. A los dieciocho años decide dedicarse a la pintura en un ambiente dominado por las últimas tendencias artísticas francesas, por lo que pudo aprender de primera mano en exposiciones fauvistas o cubistas.

Hasta 1919 su pintura estuvo dominada por un expresionismo formal, con alguna influencia fauvista y cubista, centrada principalmente en paisajes, retratos y desnudos. Estos estilos, junto a las influencias de pintores muy reconocidos de la época como Cézanne y Van Googh, son los más perceptibles en sus primeras obras. En estos años también destaca su gusto por figuras y paisajes relacionados con el mundo rural.

En 1919 viajó a París donde conoció a pintores consagrados como Picasso y a algunos miembros de la corriente dadaísta. Su pintura empezó a evolucionar hacia una mayor definición de la forma, destacando la fuerte luz y la supresión de los contrastes. En lo temático destacan los primeros indicios del lenguaje onírico y fantasmagórico que marcaría toda su trayectoria posterior.

Afín a los principios surrealistas incorporó en sus obras inquietudes típicas de dicha corriente pero también aprovechó los nuevos territorios de fantasía ganados por este movimiento para la práctica de imágenes simbólicas.

Paul Klee – pintor alemán cuyo estilo varia entre el  surrealismo,el expresionismo y la abstracción- sería una gran influencia para Miró recogiendo el gusto por la configuración lineal y la recreación de atmósferas etéreas y matizados campos cromáticos. Sus cuadros todavía deben mucho a corrientes cubistas y, sobretodo, a la idea fauvista de la yuxtaposición de planos de color puro.

Constelaciones- J. Miró
En 1928, el Museo de Arte Moderno de Nueva York adquirió dos de sus telas, lo que supuso un primer reconocimiento internacional de su obra. Durante estos años el artista se cuestionó el sentido de la pintura. Por un lado inició pinturas ambientadas en el siglo XVII y caracterizadas por un retorno parcial hacia el preciosismo que se mantendría en sus coloristas, juguetones y poéticos maniquíes.

 Por otro lado, en sus obras escultóricas optó por el uso del material reciclado y de deshecho.Su pintura posterior, en cambio, huye hacia una mayor aridez, esquematismo y abstracción conceptual. Será en 1940 cuando Miró realice veintitrés pequeñas pinturas sobre papel mojado y arrugado tituladas Constelaciones. Estas pequeñas composiciones inspiradas en el cielo estrellado están dibujadas con colores puros sobre un fondo para lograr contraste. Las estrellas simbolizan lo divino, los humanos lo terrenal y los pájaros la unión entre ambos. Todos los personajes están perfectamente adecuados en las pequeñas láminas.

Los problemas económicos y la guerra civil española no hicieron mas que acentuar la dualidad entre desgarro violento y evasión soñadora, que poco a poco se fue traduciendo en una renovada serenidad, animada por un retorno a la ingenuidad de la simbología tradicional que parece reflejar a su vez el retorno a una visión ingenua, feliz e impetuosa del mundo.

Carnaval de Arlequín (1924-1925) obra completamente surrealista

En 1941 su carrera alcanza la madurez artística, desde entonces Miró sigue depurando
su particular lenguaje y adentrándose cada vez con mayor seguridad en nuevos soportes y técnicas. En estos años se acentúa su dedicación a la escultura, y encargos americanos hacen posible su salto a grandes formatos que desembocan en murales cerámicos que ocuparán gran parte de su tiempo. En estos años también comienza a hacer diseños para tapices y textiles, siempre con colaboración de artesanos del sector, conquistando así nuevos dominios para su lenguaje.

Miró vive en Palma de Mallorca una especie de exilio interior mientras crece el reconocimiento internacional de su figura. Allí podrá realizar su sueño de trabajar en un gran taller. Pese al universal prestigio de su obra, Miró no ceso nunca en la intensidad de su búsqueda de nuevos territorios artísticos hasta su muerte en 1983.

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